Casio al mejor precio

Las manecillas y el tic-tac fueron consustanciales a los relojes de pulsera hasta 1974. Casio decidió ese año que los avances electrónicos de la época debían tener cabida también en este complemento. La compañía japonesa asombró al mundo al sacar en 1974 el primer reloj digital de pulsera, el Casiotron, que no solo daba la hora y el día, sino que además integraba funciones adicionales: especificaba cuántos días tenía el mes y si ese año era bisiesto.

Arrancaba así una carrera por desarrollar relojes tan funcionales como completos, que aportasen al usuario utilidades que fuesen más allá de conocer la hora. Para 1976, los modelos de Casio ya incluían alarma y luz. Luego vendrían el cronómetro, la cuenta atrás, la agenda, la calculadora... hasta llegar al GPS, la cámara de fotos... Y cada vez serían más resistentes: en 1983 se lanza la primera edición del G-Shock, que se presentó como un reloj indestructible capaz de resistir, sin romperse, la caída desde un rascacielos. Todos los modelos de esa década eran además sumergibles.

Cronología

1946. Tadao Kashio establece en Mitaka (Tokio) su propio negocio de reparación de máquinas emisoras de billetes, Kashio Seisakujo.

1949. Kashio inventa la primera calculadora portátil, del tamaño aproximado de una máquina de escribir.

1957. La empresa de Kashio se convierte en la primera en fabricar en serie calculadoras. La compañía se rebautiza como Casio.

1965. Casio saca a la venta la primera calculadora electrónica de sobremesa con memoria, una auténtica revolución tecnológica.

1974. La firma lanza al mercado el primer reloj de pulsera digital de la historia.

1983. Sale a la venta la primera versión del G-Shock, un reloj capaz de resistir una caída desde un rascacielos.

1999. Primer modelo con GPS incorporado.

2000. Lanza al mercado la versión de pulsera con cámara digital.

2001. Casio desarrolla un reloj con las funciones habituales, pero alimentado por energía solar.

Costaría mucho encontrar entre los años setenta y ochenta (incluso en los noventa) a algún joven que no hubiese lucido nunca algún Casio. Por aquella época, los relojes digitales eran el equivalente a los actuales smartphones: los dispositivos tecnológicos más avanzados que cualquiera podía aspirar a llevar encima. Cuando algunos modelos incorporaron juegos digitalizados (carreras y marcianitos, por ejemplo), radio o mando a distancia para la televisión colocaron automáticamente esta marca entre las preferidas de los más pequeños.

El F-91 es quizá el modelo más icónico de Casio. Lleva tres décadas a la venta y es considerado un auténtico artículo vintage. Consciente de ello, la compañía comercializa desde principios de este siglo versiones del reloj con correa y esfera metalizada, pero manteniendo la esencia que tanta fama le ha granjeado.

El rotundo éxito de los relojes Casio fue el resultado del proceso de diversificación de la compañía que fundó Tadao Kashio en la posguerra japonesa, originalmente enfocada a las calculadoras. Fue el dueño de la fábrica en la que Kashio trabajaba como aprendiz de operador de torno quien le animó a que estudiara por las tardes en la Universidad de Waseda (Tokio). En 1946, Tadao fundó junto a sus tres hermanos Kashio Seisakujo, su propio negocio en el que reparaban máquinas emisoras de billetes de avión y máquinas del aeropuerto.

Cuentan que los militares estadounidenses que controlaban los aeródromos de la recién derrotada Japón le llevaron un día al taller una calculadora (entonces eran aparatos del tamaño de una máquina dispensadora de bebidas). Decidió entonces fabricar una calculadora más pequeña, que se pudiese transportar de un escritorio a otro. El ingenio tuvo tanto éxito que, tras equipar todas las instalaciones militares del país, abrió en 1949 su primera fábrica para atender la creciente demanda de las empresas privadas.

En 1957 las empieza a producir en serie y la empresa decide transcribir su nombre al inglés, conociéndose desde entonces como Tokio Casio. Acababa de nacer una de las mayores multinacionales electrónicas de la historia.

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Primera calculadora

La compañía asombró al mundo en 1965 con la presentación de la primera calculadora electrónica de sobremesa con memoria, un adelanto tan revolucionario desde el punto de vista tecnológico como en lo que respecta a los hábitos de trabajo de las oficinas. En una época en la que los ordenadores todavía estaban lejos de ser comunes, estas máquinas agilizaron los procesos en todos los negocios.

El éxito de esta línea de negocio no evitó que la multinacional decidiera abrir nuevas vías de ingresos. Tadao Kashio decidió lanzar, a principios de los años setenta, la primera impresora de inyección de tinta. También empezó a fabricar cajas registradoras y los ya mencionados relojes de pulsera. Y en 1974 inventaron el primer televisor de bolsillo de pantalla plana, aunque su alto coste no permitió su comercialización como un producto más de consumo masivo.

Todo ello sin descuidar su pequeña joya, con la que conquistaron el mundo: antes de acabar la década ya habían comercializado sus primeras calculadoras científicas, capaces de realizar operaciones mucho más complejas que las que procesaban las máquinas corrientes, y los primeros modelos del tamaño y grosor de una tarjeta de crédito. En 1981 alumbrarían la primera calculadora sin batería (las de energía solar) y comenzarían a vender órganos eléctricos y teclados. Poco después se presentarían los primeros ordenadores personales de la compañía nipona.

Japón se había convertido ya en la primera potencia tecnológica mundial, y Casio en una de sus puntas de lanza, condición que mantendría durante los años noventa. En lo que llevamos de siglo ha seguido innovando y entrando en nuevos negocios (MP3, cámaras digitales, teléfonos móviles...), pero no ha abandonado su afán por fabricar relojes cada vez más innovadores. Este mismo año ha lanzado una edición de su modelo ultrarresistente G-Shock capaz de sincronizarse con smartphones y dispositivos GPS. Una vez más, en la cresta de la ola tecnológica.

En la vanguardia tecnológica desde los años cuarenta

Algunos de los avances tecnológicos desarrollados por Casio se cuentan entre los más importantes de la historia de la electrónica. El propio Tadao Kashio, fundador de la compañía, es responsable de una idea que quedó instalada para siempre entre los inventores.

Fiel a su idea de crear una calculadora que se pudiera transportar fácilmente, cuando las que había por entonces tenían cantidad de palancas y teclas mecánicas, a Kashio se le ocurrió instalar en sus nuevos dispositivos un teclado numérico con la clave del cero al nueve, lo que se considera la primera solución de alta tecnología desarrollada en Japón (y que se usó a partir de aquél momento en el resto de aparatos).

Tras sorprender al mundo con el lanzamiento de sus primeras calculadoras, Kashio se interesó por un pequeño cristal de cuarzo que, al recibir el impulso eléctrico de una batería, podía emitir una señal electrónica cada segundo para mover las manecillas convencionales que indicaban la hora. Una solución ideal para los relojes de mesa que más tarde incorporaría a los de pulsera.

En 1956 inauguró el primer centro de I+D para desarrollar tecnologías aplicadas. De ese instituto salió el primer reloj de pulsera con pantalla digital, el Casiotron. En 1974, cuando sus investigadores le presentaron la primera pantalla plana de bolsillo, les pidió que lograsen que la imagen se viera en color y no en blanco y negro. De ese impulso nació el TFT (transistor amorfo toroidal), considerado el mayor avance tecnológico de la compañía... hasta la fecha.

Fuente: cincodias.com